Imagina que entras a un sitio público una cafetería, una biblioteca, un museo; y ves a tu pareja charlando animadamente con una persona del sexo opuesto. Sin que tú puedas controlarlo algo explota dentro de ti. Primero es una idea pero la idea es tan
fugaz que no lo detectas, si detectas la furia que embarga todo tu cuerpo. Te acercas y haces una escena. Hoy, a pedido de unos emails, hablamos de celos. Pero no de cualquier tipo de celos, hablamos de celos patológicos.
Antes de empezar con el tema de los celos es importante aclarar un punto. Todos los temas que se abordar en este canal, absolutamente todos, están analizados desde los principios del gnosticismo heterodoxo primitivo. En mi página web encontrarán qué es
exactamente el gnosticismo heterodoxo primitivo y más información que te puede ayudar a entender este tema. Dicho esto empezamos.
¿Qué son los celos?
La definición más común es: sentimiento que experimenta una persona cuando sospecha que la persona amada siente amor o cariño por otra, o cuando siente que prefiere a una tercera en vez de él o ella. Los celos son, por lo tanto, una inseguridad despertado por una historia (sospecha de infidelidad).
Y aquí está el quid del problema, ¿es real la historia que desencadenan los celos? La historia es muy real en la mente del celoso, es tan real que en su mente lo experimentará una y otra vez.
La persona que sufre de celos patológicos vive en un estado constante de zozobra, inseguridad, miedo y sospechas hasta el punto que le hace perder su capacidad de raciocinio, esto le lleva a sacar conclusiones irracionales o a imaginar situaciones inexistentes.
Estas personas viven en un estado de vigilancia extrema, super vigilancia, buscando pistas, señales que confirmen sus peores temores. Cuando llegan a este extremo emocionalmente están desestabilizados y se vuelven peligrosos. Pueden cometer actos
desesperados tanto contra sus parejas, como contra ellos mismos, desde la ansiedad, ataques de pánico, agresión física hasta, en casos extremos, el suicidio.
¿Qué hacer en esas circunstancia?
La persona celosa está fuera de sí, no atiende a razones, recordad que estamos hablando de celos patológicos. Lo primero que debemos hacer es tranquilizar al celoso. ¿Pero cómo? El celoso en el momento de ataque de celos está en estado amenaza (me quieren
quitar mi pareja, mi mujer mi marido) Una amenaza que es muy real en su mente y cuando una persona está en estado de amenaza, está bajo el control de su cerebro reptialino. No esperes que una persona razone bajo esas circunstancias,
cuando una persona está bajo el control del cerebro reptiliano luchará, huirá o se congelará. En caso de los celos la mayoría lucha, de ahí viene las escenas de celos, los espectáculos que dan, agresiones, etc.
Los celosos son peligrosos en estas circunstancias. Sin embargo, el cerebro reptiliano a su vez está conectado con el cerebro límbico que es el que genera las emociones.
El celoso cuando tiene un ataque de celos está bajo mucha ansiedad. Lo primero que debe hacer en esas circunstancias es desconectar un núcleo cerebral que se llama la amígdala, porque la amígdala y el hipotálamo son las bases de las reacciones
de ira. Para desconectar necesitamos que nuestro cerebro genere oxitocina. Para entendernos, la oxitocina es la hormona del amor y la felicidad. La oxitocina tiene la capacidad de desconectar la amígdala cerebral
y por lo tanto la ira. La mejor forma de hacer que nuestro cerebro genere oxitocina es caminar a paso rápido, acelerando el corazón y la respiración. Uno 25 minutos o media hora caminando a paso rápido, de prisa. Al hacer esto se pone en marcha la
oxitocina, también la beta endorfina. Ambas desconectan la amígdala, que a su vez desconecta el cerebro límbico (el de las emociones) Al hacer esto la amígdala deja de interactuar con el hipotálamo, que se encuentra en el sistema límbico. Una vez
anulado la reacción de ira y con el celoso ya calmado se podrá hablar, se podrá razonar.
Ahora bien, ¿esto soluciona el problema? No, esto es un paliativo para las reacciones enfermizas, pero no va a solucionar nada. ¿Por qué? Porque esto que he descrito es la consecuencia de los celos, no la causa.
Ahora entramos en la parte más gnóstica del enfoque de los celos. Los celos son una reacción a tus pensamientos, y si hablamos de pensamientos hablamos de tu mente. Este es el campo de Prisión sin Rejas. Los celos es tu prisión sin rejas particular. Cuando
tú empiezas a sentir los celos aflorar en ti debes saber que esa emoción es consecuencia de tus pensamientos, de tu dialogo mental interior, de las historias que tú mismo te cuentas. ¿Son reales esos pensamientos? Para ti son muy reales, porque recuerda
un principio gnóstico: “Todo lo que creas real se vuelve real para ti” Aquí hay algo muy importante que debes entender: la razón por la que los celos existen es porque otras personas también creen en el mismo concepto. Míralo de esta forma, todos
los pensamientos están emitiendo una frecuencia y esa frecuencia se tiene que manifestar frente a ti. Cuando tu vives una vida basada en pensamientos de desconfianza, celos, incertidumbre, vigilancia constante a tu pareja lo que estás haciendo es
perpetuando esos pensamientos que llevan consigo una vibración de desconfianza, celos, traición, etc. Tú estás creando un mañana de celos porque tus pensamientos de hoy son celos. Nada cambiará. Si espera que sea tu pareja quien no te de razones para
celar, para que tú no seas celoso, lo único que estás diciendo, aceptando tácitamente, es que tu tranquilidad no depende de ti y que eres una víctima. El problema no está en tu pareja, está en ti, en tu mente. Cuando digo esto siempre me dicen: “Noooo,
de verdad él es infiel” No es el otro quien te hiere (en este caso quien te es infiel). El otro sólo te muestra donde tienes la herida. No busques la fidelidad en tu pareja cuando tú no eres fiel a ti mismo en tu mente.
La persona celosa tiene un dialogo mental terrible, pensamientos de traición, infidelidad y mucho miedo. Y si tienes miedo es que el ego está en control, cuando el ego está en control tomas pobres decisiones a corto plazo.
Para empezar a solucionar el problema debes entender que tus celos nacen en los pensamientos que anidan en tu mente, pero esos pensamientos vienen de la creencia (la creencia de que todos los hombres son infieles, por ejemplo) de lo que crees que es real
y cuando crees en un pensamiento, creas un sentimiento. Por lo tanto si estás con miedo a perder a tu pareja vas a crear esa emoción, y esa emoción te va a hacer vivir esa realidad una y otra vez. ¿Cómo? Mediante tu frecuencia atraerás a una pareja
que te haga vivir esa infidelidad una y otra vez. Y esto no debería sorprenderte porque un clavo sólo vive feliz junto al martillo, o lo que dijimos antes, el celoso existe porque hay otra persona que cree en el mismo concepto de celos.
Para solucionarlo de manera definitiva debes ir al lugar donde empieza todo: tu mente.
El ser humano común y corriente tiene entre 60 a 70 mil pensamientos por día, la mayoría de ellos repetitivos. Pero en una persona que sufre de celos patológicos el nivel de repetición se centra en un solo tema: los celos. No hay estudios al respecto
pero mi experiencia me indica que si la persona celosa pasa la mayor parte de tiempo pensando en los celos estaríamos hablando de un minino de 35 mil pensamientos al día enfocados en un solo tema. ¡Es una barbaridad! Con tantos pensamientos enfocados
en un solo tema el celoso va a atraer hacia sí, como un enorme imán, parejas que crean en el mismo concepto, situaciones que se presten para vivir el conflicto diario de celos y amistades que refuerces esas creencias. Toda su vida va a reflejar su
prisión sin rejas particular de celos. Por eso es tan difícil que una persona celosa rompa su círculo vicioso sin la ayuda adecuada, porque ellos mismos están creando su realidad y como cada pensamiento tiene una frecuencia atraen siempre al mismo
tipo de personas: más celosos.
¿Qué podemos hacer? La única manera de solucionarlo es rompiendo ese patrón.
El celoso se encuentra en un bucle vicioso: piensa como celoso, siente como celoso y actúa como celoso. Debemos ir al principio, dejar que piense como celoso. Y aquí viene el primer enorme reto, Los celosos creen que el mundo que ven es real (su mundo
de celos, engaños, traiciones, mentiras, desconfianza, etc) por lo tanto nunca lo ponen en duda.
El primer enorme
reto es ponerlo en duda. Cuando surge una idea en la mente del celoso, puede ser por ejemplo: “Ese mensaje en el móvil es de él/ella, esa reunión es mentira, se ha retrasado porque ha quedado con él/ella” Cualquiera que sea la idea de celos que surge,
debe inmediatamente cortarlo con ideas contrarias, tales como: “No, él/ella sólo refleja lo que yo estoy pensando. No voy a pensar en celos porque no quiero vivir en un mundo de celos. Él /ella sólo me muestra donde tengo la herida en mi mente para
sanarlo” Te advierto que al principio cuando te digas eso a ti mismo en tu mente, vas a sentir un rechazo enrome. ¿Por qué? Porque tu mente está conectada con tu ego (usamos el concepto ego-mente de Jesús&Ananda) recuerda que tu ego es la supervivencia
y perder a tu pareja es una cuestión de orgullo y supervivencia. Tu ego-mente gritará que no, que todos esos pensamientos son estupideces, que esa nuevas ideas son gillipolleces, boludeces, huevadas o como quieras llamarle, y mientras más ideas de
“no-celos” intentes implantar en tu mente, ésta gritará con más fuerza. La mente es muy rebelde y controlarlo y dominarlo no es un trabajo de un fin de semana. Sin embargo en ese punto el celoso ya ha ganado la primera batalla. Por primera vez está
metiendo nueva información a su mente, por primera vez está intentando “hackear” su propia mente. En el mismo momento que el celoso mira sus pensamientos de celos para cambiarlos no sólo está poniendo en su mente información nunca antes almacenada
sino que químicamente le está enseñando un nuevo camino a su cuerpo. Pero el camino será largo y será una lucha constante porque el celoso en ese momento está en una situación parecida a una persona con sobrepeso.
Imagina una persona que pese 180 kilos y decide ir al gimnasio por primera vez. El primer día ni siquiera podrá moverse, tal vez a duras penas se vestirá con la ropa de deporte, correrá unos metros y se cansará, hará algunas flexiones y le faltara aire,
levantará algo de peso y le dará un tirón en la espalda. El segundo día correrá un par de metros y se volverá a cansar. El tercer día por lo menos ya puede vestirse aunque sigue sin poder correr más de unos pocos metros. En el cuarto día los dos primeros
metros están chupados, pero al tercero ya le falta el aliento. La persona con sobrepeso sabe que el secreto es persistir.
Y con la mente es aún más desafiante. Mi intención no es desanimarte, mi intención es que estés preparado para que sepas lo que viene. La mente es más desafiante porque al gimnasio vas uno, dos o tres horas, pero tu mente está contigo todo el tiempo y
en todo ese tiempo está creando realidad.
Bien, entonces, al principio te va a costar mucho. Al principio tu mente es tu peor enemigo, no es tu pareja, es tu mente tu enemigo. Al principio cada vez que intentes poner una nueva idea en tu mente, ésta no solo lo rechazará sino que también buscará
todas las razones para convencerte que esas nuevas ideas son idioteces y cuando el celoso persista porque realmente quiere cambiar usará su mejor arma: el derrape. Me gusta llamarlo derrapar a lo siguiente, cuando la mente acepta que las ideas de
celos son nocivas ya no luchará por convencerte que estás equivocado sino que te dirá: “Sí, es verdad, ser celoso está mal, pero no tenemos que trabajar esos pensamientos ahora, podemos hacerlo más tarde. Hay una buena peli en Neftlix, o fulana tiene
un buen chisme, o la tarta de chocolate está buenísima” En el momento que aceptas cualquier alternativa que tu ego-mente te da, estás derrapando.
En este punto tienes que ser consciente de cuándo estás derrapando y volver a tomar el control de tu mente. Nunca te digas a ti mismo, fallé, lo arruiné, me ganó, otra vez estoy pensando en celos. Nada de eso. La verdad es más bien al revés, no has fallado
ni lo has arruinado. El momento de “fallé” es clave porque estás siendo consciente que has perdido momentáneamente el control y lo estás volviendo a retomar (te expliqué que esto sería una lucha contigo mismo). Por eso se llama derrapar, es el mismo
concepto que cuando vas conduciendo un coche y pierdes el control momentáneamente, segundos después sujetas bien el volante, vuelves a tomar el control y pones otra vez el coche recto. Es lo mismo con la mente. Cuando te das cuenta que has derrapado
es un momento de victoria, no de fracaso.
Pero para tu ego-mente todo esto es peligroso porque lo ve como ideas dañinas para tu supervivencia.
Así que te hará sentir mal cada vez que derrapas. Aquí hay otro punto clave. Trátate a ti mismo con compasión cada vez que derrapas. La compasión es importantísima en este proceso porque pensamientos no compasivos hacia ti mismo han creado tu realidad
de celos, así que lo primero es tratarte con compasión tú mismo, eso creará una realidad completamente diferente a la de celos. Debes tener compasión por tus propios pensamientos, ellos están creando tu realidad. No los juzgues solo ten compasión
y obsérvalos. Te recuerdo que estamos solucionando el problema desde el origen.
La compasión lo que hace es llevarte desde tu ego-mente adicto a los celos hacia un estado de observar sin juzgar, y cuando lo estás observando sin juzgar ya has empezado a dejarlo ir. Eso te dará más combustible para tu día a día. Cuando empiezas a tratar
tus pensamientos con compasión el juego cambia, tu panorama cambia.
Para ayudarte en el día a día a controlar tus pensamientos y a tener más compasión con ellos te voy a dar una técnica budista. Es la técnica de los tres pasos.
1.-Respirar
2.-Darse cuenta
3.-Regresar
En tu práctica diaria vas a derrapar constantemente. En ese momento respira (1). La respiración es el lubricante para que la energía se mueva y no te quedes en pensamientos de celos. Sé consciente que estás derrapando (2) y haz de ese momento un instante
de triunfo. Y vuelve a tomar el control del volante de tu vida regresando a tus pensamientos compasivos (3).
Tu mente lleva años de adoctrinamiento (películas, series, revistas que te enseñan cómo reaccionar frente a los celos y todo eso está basado
en el ego) y aquí te estamos enseñando una técnica para que encuentres la solución definitiva. No es un curso de 200 dólares de un fin de semana en el que tú no debes implicarte y que no sirve para nada. Aquí eres tú quien lleva el control de sus
pensamientos y por lo tanto debes implicarte. El camino es largo, no te voy a engañar, es tortuoso e implica esfuerzo serio. Pero te garantizo que si sigues las recomendaciones en una semana te encontrarás más tranquilo y te darás cuenta que eso de
dominar tu mente es el verdadero camino.
Yo soy Carlos Lavado. Ñuqa Kany. Y esto es Prisión sin Rejas