Carlos Lavado

Autor / Traductor / Sherpa Mental

Carlos Lavado nació, esta vez en Perú, a tres mil doscientos metros sobre el nivel del mar, pasadas las cuatro de la madrugada de un miércoles ceniciento y húmedo. Aquel día el Sol se encontraba en Virgo, Venus en Cáncer y el orgulloso Leo ascendía en longitud 02º 05. Aquel fue un año siete, del mes que los irlandeses llaman Lúnasa y de un día cuyos dígitos suman nueve.
Su nacimiento estuvo alejado de toda normalidad. Su madre-con quien le unirían lazos invisibles de amor le hizo el primer regalo, la vida-le alumbró con toda la fuerza de su amor, sola, y sin la ayuda de absolutamente nadie.

Se dice con mucha frecuencia que la vida es mucho ruido en medio de dos insondables silencios: el del nacimiento y el de la muerte.
En el caso de Carlos el silencio fue rasgado por los quejidos de su madre para asegurarse de traer al mundo a su hijo, romper la bolsa en la que nació envuelto, asegurarse que respirara y después desmayarse envuelta en un charco de sudor y lágrimas. Fue un momento de intimidad madre/hijo que quedaría sellado para siempre en el corazón de ambos. A Carlos le gusta decir que sus padres le dieron los dos regalos más importantes que se puede hacer a cualquier persona: la vida, y muchos años después, cuando llegó el momento, la libertad completa para vivirla.
Tuvo una infancia y adolescencia tranquila. Sin embargo siempre tuvo la sensación que su vida iba a estar marcada por una búsqueda que en ese momento no sabía qué era. Al terminar el colegio se matriculó en la universidad, en la carrera de Economía. Abandonó la carrera a mitad de camino. Se dio cuenta que se estaba autoengañando. “Economía me gusta. Pero no me apasiona, no me hace soñar”, se decía a sí mismo.”Si sigo por este camino tal vez sea un buen economista pero jamás seré un creador.” En su cabeza resonaba aquella frase definitiva:

“Si haces lo que te gusta estás creando sino estás obedeciendo.”

Más o menos por esas fechas empezó. Una frase brotó en su mente, como el agua en una vertiente, y empezó a repetirse de manera obsesiva “Prisión sin Rejas”. No sabía qué significaba, no sabía la razón de esa frase. Intentó buscarle un sentido pero parecía no tener ninguno. También por esos días escribió su primer cuento, e consideró usar esa frase como título, convencido de que la repetición obsesiva de esas palabras era porque debía ser el titulo de su primer cuento. No fue así y lo olvidó, o al menos eso es lo que creía él.

En ese año  sus padres le dieron el segundo regalo: la libertad.

En el 2003 conoció a un monje sivaíta que le enseñó a meditar, a buscar su equilibrio masculino/femenino y a asumir los conocimientos del yoga tántrico como filosofía de vida. Su nombre era Swami Kurma Rajadasa y llegó a considerarlo su amigo.
En el 2005 empezó a escribir la historia de dos seres que se van encontrando a través del tiempo, cambiando de género, de raza, de estatus social, pero siempre amándose. Lo tituló: “Deshojando el Tiempo”, el libro que más ama pero el menos logrado. Años después fantasearía con una historia tántrica ambientada en Madrid, “Ojalá el Amor fuese Suficiente”. En el 2010 se embarcó en su trabajo más ambicioso: “Sospechamos de Dios”. Libro que revela los secretos del Universo y el verdadero camino del ser humano.

Iniciación espiritual

Y después la oscuridad. Coincidiendo con su mudanza a Londres las musas le abandonaron. Y la inspiración simplemente se fue. Entre el 2012 y el 2018 sólo escribió un cuento menor: “Manos Blancas” Pero lo peor fue el sentirse abandonado, sentirse en una prisión sin rejas. La luz interior que le había guiado siempre había desaparecido. No tenía norte, apenas algo de esperanza, más que vivir sobrevivía. Fueron años de mirada perdida, de respiraciones monótonas, de latidos desesperanzados. No era del todo consciente que estaba siendo forjado y que lo mejor estaba por venir.
 
 

En mayo del 2018 empezó a escribir unas líneas de una vaga idea y de pronto todo explotó y se convirtió en una historia.

La historia rápidamente tomó forma y hasta un grupo de letras rápidamente se agruparon y se adueñaron del título: “Heredarán las Estrellas” Su libro más maduro y más profundo y que aún está en proceso de construcción. Pero lo mejor aún estaba por llegar. A finales de diciembre del 2018 le llegó la información de un libro raro. La persona que le recomendó era altamente fiable pero no el libro. Estaba en inglés y era: “Jesus My Autobiography” Después de leer la introducción lo dejó. En él se explicaba que toda la información contenida era información canalizada por nada más y nada menos que Jesús. Sí, el Jesús de la Biblia.
Sin ninguna intención de leerlo lo apartó e intentó olvidarlo. Pero su comportamiento de apartar un libro y casi tirarlo a la basura no era diferente a la de los inquisidores que en la edad media quemaban los libros etiquetados de herejes.
 Con mucha desconfianza, con el freno de mano puesto, vestido metafóricamente con el traje de protección para entrenar perros empezó a leerlo. No había terminado la segunda página y la voz dulce y que nunca juzga de aquella energía que conocemos como Jesús se hizo evidente en el nudo de su garganta. No había manera que un libro así fuera falso. Cada página pesaba, pero con el peso de la sabiduría.
En cada página tenía que respirar porque sino el aliento no alcanzaba para tanto amor. Releía una y otra vez la misma página no solo para entenderlo mejor sino para tener la excusa de nunca acabarlo. Se despertaba cada día agradeciendo el momento que esas hojas llegaron a su vida. Le parecía que había sido un milagro. Pero lo verdaderamente milagroso sucedió en agosto de ese año. La autora-canalizadora de ese libro, Tina Spalding, se puso en contacto con él y le ofreció traducirlo al castellano. La primera reacción fue miedo.
En la antigüedad gente había sido quemada por traducir y enseñar cosas menos importantes que esa. Para entonces él ya había empezado a estudiar y practicar otro libro canalizado por Jesús llamado Un Curso de Milagros. Aceptó y empezó el viaje iniciático más bello que cualquier ser humano pueda empezar jamás. La información contenida en ambos libros es tan revolucionaria (pero no actual, ya se enseñaba en las Escuelas de Misterio, en el Tíbet y en los movimientos gnósticos) que se puede catalogar de subversiva, en la acepción más agitadora de la palabra.
Sólo en ese momento todas las piezas encajaron. No sólo lo vio claro sino que también lo sintió. Prisión sin Rejas era su misión de vida. Aquellas palabras que se habían repetido durante toda su vida y en las cuales se había obsesionado se convirtieron en su norte. Después de estudiar y formarse—con el mismo ímpetu con el que un médico estudia tratados de medicina interna o un físico se forma en termodinámica— él se formó en el conocimiento gnóstico y cuántico (que no religioso) del Jesús-Cristo atemporal. En ese momento empezó a vislumbrar los propios barrotes de su prisión personal. En el año 1999 al estudiar “¡No Piense como Humano!”, de Kryon ya había sospechado de vivía encerrado en una prisión mental, pero sólo fue en el 2011 con “Las Doce Capas del ADN”, de Kryon que se convenció que su realidad era una prisión que él mismo había creado, pero de la cual no sabía cómo salir.
Cuando en agosto del 2019 empezó a traducir el libro “Jesús Mi Autobiografía” todas las piezas, por años dispersas, de ese perfecto puzle encajaron en unión armónica y 35 años (en esta encarnación) de estudios serios de pronto cobraron notable relevancia. Toda la información de Jesús, canalizada por Tina Louise Spalding, le abrieron a un conocimiento tan profundo que, esta vez sí, no sólo fue consciente que todos vivimos encerrados en una prisión mental sin rejas sino que por primera vez tenía las herramientas para salir de ella. Prisión sin Rejas se convirtió en su misión y filosofía de vida. Misión porque se dio cuenta que sólo podía liberarse, de manera efectiva, de su prisión mental liberando a otros, y filosofía porque todos los conceptos que había aprendido a lo largo de toda su vida de forma religiosa los tuvo que desaprender y volver a aprenderlos— pero esta vez explicados por el rabí de Galilea —pero en una frecuencia más elevada: el concepto del perdón, el concepto de poner la otra mejilla, el concepto del sexo, el concepto del sistema de guías, entre otros.
Prisión sin Rejas es un movimiento de seres conscientes que vivimos prisioneros en la cárcel más perfecta y segura que ha existido jamás: la mental; y, a la vez, una técnica de desadoctrinamiento para despertar el potencial dormido, asumir el poder como seres creadores y recuperar la simiente galáctica y para lograrlo se siguen las enseñanzas de autoconocimiento de aquel rabí de Galilea que caminó por la Tierra hace más de dos mil años.